La municipalidad distrital de Umari, en la provincia de Pachitea, región Huánuco, ha sido el epicentro de una intensa protesta ciudadana que exige la renuncia del alcalde Camilo Cueva Medina, acusado de presuntos actos de corrupción.
Protesta Sostenida y Medidas Drásticas
Desde la tarde del lunes, un grupo de pobladores de 28 caseríos ha tomado las instalaciones de la municipalidad, retirando a los trabajadores administrativos y cortando el suministro de energía eléctrica e Internet como medida de fuerza. Los manifestantes han declarado que no cesarán su protesta hasta que un alcalde interino sea designado.
El Origen del Descontento
La población local ha expresado su descontento con la gestión del alcalde, especialmente después de que trasladara sus oficinas a la ciudad de Huánuco, lo que fue percibido como un alejamiento de los problemas y necesidades de la comunidad.
Demandas y Promesas Incumplidas
Los manifestantes también han exigido que el alcalde rinda cuentas sobre su administración y cumpla con el compromiso de incrementar el presupuesto para el sector agrícola en un 6%, una promesa hecha en una sesión extraordinaria el pasado 13 de julio.
Situación Actual
La situación sigue siendo tensa, con los pobladores manteniendo su posición en las puertas de la municipalidad para impedir el acceso al recinto. La comunidad espera una respuesta efectiva que atienda a sus demandas y restaure la confianza en su liderazgo municipal.
La inmoralidad y la falta de capacidad provocan la reacción del pueblo
La incapacidad para gobernar, los acomodos, gollerías y favores políticos, hacen que una administración fracase desde sus inicios. Muchos piensan que la ciudadanía está obligada a soportar el desgobierono y la corrupción de funcionarios calladamente durante el período de gobierno del elegido.
Pero se equivocan, la ciudadanía peruana en todos los rincones del país han abierto lo ojos y no permitirán que se sigan cometiendo abusos contra el pueblo, gobernando de espaldas a sus necesidades e incumpliendo sus promesas electorales, donde ofrecen “el oro y el moro” sólo para obtener votos aprobatorios.
