El primer responsable de la gestión del gobierno local, es el alcalde como titular del pliego, quien tiene que controlar que las gerencias administrativas, órganos a cargo de funcionarios de su confianza, que cumplan a cabalidad sus funciones.
En el caso del transporte urbano, es el Gerente de Transporte Municipal el que debe disponer las acciones correspondientes, para el reordenamiento del tránsito urbano, el establecimiento de paraderos, el control de las autorizaciones de circulación como medio de transporte de pasajeros, entre otros; mientras que la ejecución del cumplimiento de las Ordenanzas Municipales y del Reglamento de Tránsito, están a cargo de los inspectores municipales, en coordinación con la Policía de Tránsito.
Sin embargo, es evidente que el Gerente de Transporte de la municipalidad, no mueve un solo dedo por reordenar el tránsito vehicular urbano; el desorden es cada día más intolerable, con el sobredimensionamiento de vehículos trimóviles Bajaj, que compiten entre ellos, en busca de pasajeros y hacen “malabares” en las calles, disputándose las pistas inclusive con los peatones.
La autorización de operaciones como medio de transporte de pasajeros a los vehículos menores, en una cantidad incontrolada y que día a día sigue aumentando, pese a que las calles son angostas, con aceras estrechas en pésimo estado de conservación, a los que se suma la presencia del comercio ambulatorio, hacen que el tránsito sea congestionado y lento; no solamente en “horas punta”, sino a toda hora del día.
Para muestra un botón: en la cuadra 10 del Jirón Dos de Mayo, en plena Plaza de Armas, los colectiveros hacia la universidad Hermilio Valdizán y Pillco Marca, han hecho su paradero informal a la vista y paciencia del alcalde “Toño Jara” Gallardo, conocido como el “alcalde fiestero” y de sus funcionarios e inspectores de tránsito. Cómo es posible que esto suceda en una ciudad Capital Regional. Esto nos demuestra que la autoridad municipal no tiene capacidad de gestión, ni principio de autoridad.
La situación es igual en la carretera central que cruza Paucarbamba, en el distrito de Amarilis, prolongándose el problema hasta el distrito de Pillco Marca, hacia el Sur; y hasta el las zonas urbanas del centro poblado La Esperanza en el Distrito del Santamaría del Valle, hacia el Norte de la ciudad.
El gobierno local no puede seguir de espaldas a este grave problema, que empeora ante la falta de paraderos para la subida y bajada de pasajeros. Los conductores de los bajaj, automóviles colectiveros y buses de transporte urbano, hacen lo que les viene en gana: recogen y bajan pasajeros en cualquier lugar, aún así sea a media cuadra; utilizan las vías más concurridas como paraderos oficiales y se estacionan en cantidad, generando un incontrolable caos en el tránsito vehicular, que afecta a los peatones, quienes se ven obligados a utilizar las arremolinadas pistas vehiculares, arriesgando su integridad física.
Este descontrol absoluto, se agrava aún más y pone en peligro la vida de los estudiantes en épocas de clases escolares que se avecinan. La Policía de Tránsito se ve impotente de controlar y ordenar el tránsito, por la excesiva cantidad de automóviles-colectivos y vehículos menores, a los que se suman los buses de transporte público, los vehículos particulares y las motocicletas lineales. La señalización de zonas rígidas existentes son inoperativas, porque nadie las respeta.
No es técnico ni racional, que en una ciudad tan pequeña, con calles angostas, se autorice la circulación vehicular de una cantidad excesiva de vehículos motorizados, especialmente de los trimóviles bajaj. En estos días hemos notado la presencia de los denominados motokars, vehículos más grandes que los bajaj.
Esto sería un indicio de que el ministerio de transportes, sobre las narices de la autoridad municipal, está autorizando el ingreso de estos vehículos, que originarán el colapso total del tránsito vehicular. ¿El alcalde “Toño Jara” Gallardo, no tiene la autoridad suficiente para controlar el tránsito, en cumplimiento de la función que le otorga la Ley Orgánica de Municipalidades? Baya, desgobierno intolerable.
