La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA) ha advertido de que la asistencia humanitaria que brinda a más de dos millones de palestinos en la Franja de Gaza está en riesgo de colapsar, debido a la decisión de varios países occidentales de suspender su financiación por acusaciones de que algunos de sus empleados colaboraron con el grupo islamista Hamás en los ataques contra Israel del pasado 7 de octubre, que desataron una nueva guerra en la región.
La UNRWA, creada en 1949, es la principal agencia de la ONU que opera en Gaza, donde provee servicios esenciales como educación, salud, alimentos, agua y saneamiento a los refugiados palestinos, que representan más del 70% de la población del enclave costero. Además, gestiona refugios para los desplazados por el conflicto y distribuye la única ayuda que Israel permite ingresar al territorio, sometido a un bloqueo desde 2007.
Sin embargo, estas actividades se han visto seriamente afectadas por la suspensión de la ayuda de importantes donantes, como Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido, Italia, Suiza, Alemania, Países Bajos y Finlandia. Estos países han tomado esta medida tras las investigaciones que revelaron la implicación de varios trabajadores de la UNRWA en actividades vinculadas a Hamás, incluyendo el uso de vehículos de la ONU para transportar cohetes y la participación en los ataques contra Israel.
Estas acusaciones han generado una fuerte condena por parte del secretario general de la ONU, António Guterres, quien se mostró “horrorizado” por la noticia y pidió una investigación exhaustiva e independiente sobre el caso. Asimismo, solicitó a los países que reconsideren su decisión de cortar la financiación de la UNRWA, ya que podría tener graves consecuencias humanitarias y políticas para Gaza y la región.
La UNRWA ha anunciado que ha despedido a “varios” empleados sospechosos de ayudar a Hamás y que cooperará con la investigación de la ONU. Sin embargo, ha defendido su labor humanitaria y ha denunciado que la suspensión de la ayuda es una medida “injusta y desproporcionada” que castiga a los refugiados palestinos por las acciones de unos pocos individuos.
La agencia ha alertado de que, si no recibe fondos adicionales, tendrá que reducir o suspender sus servicios a partir de febrero, lo que afectaría a la educación de más de medio millón de niños, la atención médica de más de un millón de personas, la distribución de alimentos a más de 800.000 personas y la provisión de agua potable y saneamiento a toda la población de Gaza.
La situación humanitaria en Gaza es crítica, tras la reciente escalada de violencia que dejó más de 300 muertos, miles de heridos y decenas de miles de desplazados. Además, el enclave sufre una grave crisis económica, social y sanitaria, agravada por la pandemia de COVID-19, que ha provocado altos niveles de pobreza, desempleo, inseguridad alimentaria y deterioro de la infraestructura.
La UNRWA ha hecho un llamado urgente a la comunidad internacional para que reanude su apoyo financiero y político a la agencia y a los refugiados palestinos, que se encuentran entre las poblaciones más vulnerables del mundo. Asimismo, ha instado a las partes en conflicto a respetar el derecho internacional humanitario y a buscar una solución pacífica y justa al problema palestino.
