El jueves 25 de enero de 2024, un avión militar ruso Il-76 fue derribado por dos misiles ucranianos cuando volaba cerca de la frontera entre Rusia y Ucrania, en la región rusa de Bélgorod. El avión transportaba a 65 soldados ucranianos capturados por las fuerzas rusas, que iban a ser canjeados por prisioneros de guerra rusos en un intercambio humanitario. Además de los prisioneros, en el avión viajaban tres militares rusos y seis miembros de la tripulación. No hubo supervivientes.
El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, calificó el ataque de “un acto absolutamente monstruoso” y acusó al régimen de Kiev de violar el derecho internacional humanitario. “El intercambio de prisioneros de guerra es un proceso que se realiza en completo silencio. El hecho de que los ucranianos mataran a sus prisioneros de guerra, a ciudadanos que debían estar en sus casas literalmente en un día, es, por supuesto, un acto absolutamente monstruoso”, dijo Peskov.
El presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, pidió una investigación internacional sobre el incidente y negó que su país fuera responsable del derribo. Según la versión ucraniana, el avión ruso transportaba misiles S-300, un sistema de defensa antiaérea, y violó el espacio aéreo de Ucrania. “No teníamos información sobre el número de vehículos, la ruta ni el modo de transporte de los prisioneros. El ejército ucraniano actuó en legítima defensa y en cumplimiento de su deber de proteger la soberanía nacional”, afirmó Zelenski.
Sin embargo, el Ministerio de Defensa de Rusia rechazó estas afirmaciones y presentó pruebas de que el avión fue alcanzado por un misil tierra-aire de fabricación ucraniana, lanzado desde la zona de la localidad de Liptsy, en la provincia de Járkov. El ministerio también publicó una lista con los nombres y las fechas de nacimiento de los 65 prisioneros ucranianos que iban a bordo del avión siniestrado. “El régimen de Kiev perpetró un acto terrorista contra este avión de transporte militar ruso, que realizaba una misión humanitaria. Exigimos una condena internacional de este crimen de guerra y una compensación por las víctimas”, declaró un portavoz del ministerio.
El derribo del avión ruso ha elevado la tensión entre Rusia y Ucrania, que se encuentran en un conflicto armado desde 2014, cuando Moscú anexó la península de Crimea y apoyó a los separatistas del este de Ucrania. El incidente se produce en medio de una escalada de violencia en la región de Donbás, donde las fuerzas ucranianas y las milicias prorrusas se enfrentan a diario. Según la ONU, el conflicto ha causado más de 13.000 muertos y más de un millón de desplazados.
