Contaminación del aire ambiental y en la vivienda – SECCION II

Fuente: Organización Panamericana para la Salud

¿Cuáles son las políticas públicas que pueden reducir los impactos de la contaminación del aire ambiental exterior en la salud?

Reducir los impactos de la contaminación del aire en la salud pública requiere abordar las principales fuentes de contaminación del aire, incluida la combustión incompleta de combustibles fósiles del transporte automotor, la generación de energía, las prácticas agrícolas, la quema de residuos y cultivos y el uso ineficiente de energía en la construcción, la vivienda y la industria manufacturera.

La reducción de los efectos de la contaminación del aire ambiental exterior en la salud requiere la intervención de las autoridades públicas a nivel sub-nacional, nacional, e incluso internacional. Las personas pueden contribuir a mejorar la calidad del aire eligiendo opciones más limpias para el transporte, el uso de energía, la producción de energía y la eliminación de desechos.

El sector de la salud pública puede desempeñar un papel de liderazgo en la promoción de un enfoque multisectorial para la prevención de la exposición a la contaminación del aire ambiental exterior, involucrándose y apoyando el trabajo de otros sectores (transporte, vivienda, energía, industria) para desarrollar e implementar políticas y programas a largo plazo destinados a reducir la contaminación del aire y mejorar la salud.

¿Qué desafíos enfrentan los países y qué obstáculos impiden la asistencia para mejorar la calidad del aire ambiental exterior?

Existe suficiente conocimiento sobre los efectos de la contaminación del aire en la salud, pero lo que a menudo puede limitar el desarrollo de políticas para mejorar la calidad del aire es la falta de acceso a la información sobre los niveles de los contaminantes del aire y sus principales fuentes de emisión.

Además, a menudo hay una falta de conciencia acerca de la carga de enfermedad atribuible a la contaminación del aire ambiental exterior. Esto puede deberse a la falta de conocimiento de la evidencia que vincula la exposición a la contaminación del aire con la salud, o a un vacío en la información del monitoreo de la calidad del aire, o incluso a una limitada apreciación de las soluciones potenciales y medidas que pueden tomarse para mejorar la calidad del aire.

Mejorar la contaminación del aire ambiental exterior es un desafío intersectorial. Mejorar la calidad del aire debe ser una consideración importante en la planificación de políticas en diferentes sectores económicos (por ejemplo, transporte, energía, industria, desarrollo urbano) para garantizar los mayores beneficios para la salud.

Además, existe una gran desigualdad en la exposición a la contaminación del aire y en su riesgo a la salud: la contaminación del aire se combina con otros aspectos del entorno social y físico, creando una carga de enfermedad desproporcionada en poblaciones con ingresos limitados y con recursos locales mínimos para tomar medidas.

¿Por qué las estimaciones de la OMS sobre la carga de enfermedad atribuible a la contaminación del aire son diferentes de otras estimaciones?

Una de las funciones de la OMS es supervisar las tendencias de la salud y, por lo tanto, es necesario proporcionar datos que sean comparables internacionalmente. La metodología utilizada debe aplicarse a todos los países, independientemente de sus niveles de exposición, el estado de salud de su población y la cantidad de datos disponibles. Por lo que se hace uso de datos modelados, que pueden diferir de los datos medidos (por ejemplo, la exposición a la contaminación del aire, las estadísticas de salud) y que pueden conducir casi inevitablemente a discrepancias con los análisis publicados por los países.

En primer lugar, el tipo de contaminante considerado en el análisis es crucial, y la OMS proporciona estimaciones de la carga de enfermedad atribuible a la contaminación del aire ambiental exterior solamente por partículas PM2,5, mientras que los países pueden analizar otros contaminantes, como el ozono o el dióxido de nitrógeno.

En segundo lugar, el tipo de efectos adversos a la salud (o enfermedades) incluidos es clave. La OMS utiliza el método de evaluación comparativa de riesgos para derivar sus estimaciones y, por lo tanto, utiliza enfermedades específicas. Actualmente hay cinco enfermedades consideradas: infecciones respiratorias bajas, cáncer de pulmón, enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular. Algunos países pueden usar enfermedades o grupos de enfermedades diferentes o adicionales (por ejemplo, mortalidad cardiopulmonar) o mortalidad por todas las causas, o mortalidad no accidental, en sus evaluaciones, lo que puede conducir a diferencias significativas en las estimaciones.

Además, hay otros tres factores importantes necesarios para derivar las estimaciones de la carga de enfermedad atribuibles a la contaminación del aire. Estos son:

1) La distribución de los niveles de exposición de la población,

2) Las funciones exposición-respuesta derivadas de la literatura publicada,

3) Los niveles de exposición «ideales», que representan los niveles de exposición en los que se producen los impactos mínimos en la salud.

La exposición de la población a la contaminación del aire por partículas utilizadas por la OMS se basa en un modelo global que utiliza todos los datos disponibles de monitoreo a nivel de la superficie, la observación satelital y los modelos atmosféricos. Una de las ventajas de este enfoque es la capacidad de estimar los riesgos en los países que cuentan con poca o nula información recopilada localmente. Las distribuciones de exposición producidas por tales modelos para regiones más grandes concuerdan bien con las distribuciones de las observaciones a nivel de la superficie, y son más confiables que las estimaciones para las más pequeñas. Con el avance de los métodos y la mejor disponibilidad de datos recolectados localmente (desde el monitoreo de la calidad del aire y los inventarios de emisiones), así como con la mejora de las resoluciones espaciales de los modelos atmosféricos y los datos satelitales, cada vez hay más estimaciones nacionales y sub-nacionales disponibles. Los países, en el otro extremo, utilizan sus propios datos a nivel de la superficie o combinados con otros datos disponibles localmente en su análisis de la exposición, lo que puede conducir a resultados diferentes que el modelo global.

La OMS está utilizando un conjunto de funciones integradas exposición-respuesta (IER) para derivar sus estimaciones. Las IER combinan la evidencia epidemiológica para la contaminación del aire ambiental exterior, el humo de cigarrillo de segunda mano, la contaminación del aire en interiores y el tabaquismo activo para estimar el nivel de riesgo de enfermedad (por ejemplo, accidente cerebrovascular) en diferentes niveles de concentraciones de PM2,5, con el fin de llenar los vacíos en la evidencia epidemiológica para la contaminación del aire ambiental exterior en los niveles más altos de PM2.5. Sin embargo, los países u organismos regionales pueden usar evidencia epidemiológica local, que puede diferir ligeramente.

Como nivel de exposición «ideal», la OMS utiliza actualmente un punto de corte definido como una distribución uniforme entre 2,4 y 5,9 µg/m3, en lugar de un valor fijo, según los datos disponibles sobre el valor más bajo para el que se dispone de estudios epidemiológicos. Se pueden usar diferentes niveles «ideales» como el valor más bajo para el que hay datos disponibles, o el nivel natural de exposición, o un nivel de exposición bajo para el cual se espera que los efectos adversos para la salud sean mínimos o inexistentes.

Todos estos factores contribuyen a las diferentes estimaciones de la carga de enfermedad atribuible a la contaminación del aire.

¿Qué impacto tendría reducir el número de automóviles en circulación en una gran ciudad en la reducción de la contaminación del aire ambiental exterior y en el beneficio en la salud y el bienestar?

La contaminación del aire con frecuencia tiene múltiples fuentes de emisión, y actuar en una sola puede no traer suficientes beneficios para la salud. Aunque la mayoría de los vehículos motorizados más nuevos tienen motores más eficientes y utilizan combustibles más limpios, el número absoluto de vehículos sigue aumentando en muchas ciudades del mundo, y en consecuencia también aumentan los niveles de contaminación del aire ambiental exterior. Por ejemplo, en partes de Europa donde se han aplicado normas y reglamentos más estrictos para los vehículos, los niveles de contaminación del aire ambiental exterior son estables o han decrecido, pero siguen estando por encima de los valores guía recomendados por la OMS. Por kilómetro de viaje recorrido, los vehículos diésel también suelen emitir más emisiones de partículas que los vehículos de gasolina, híbridos o eléctricos de tamaño y antigüedad comparables, por lo que una mayor frecuencia de vehículos diésel en la flota vehicular puede ser un factor que contribuye al aire nocivo para la salud y a la contaminación en muchas ciudades. Las emisiones de diésel también han sido definidas como carcinógenas por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la OMS.

Construir ciudades en torno a sistemas rápidos de transporte público, complementado por vías dedicadas a caminar y andar en bicicleta, son otras formas de abordar los impactos de la contaminación del aire ambiental exterior en la salud. Esto también tiende a facilitar un «ciclo virtuoso» de ciudades más compactas, viviendas más eficientes en términos de energía, menos viajes en automóvil motorizado privado y, por lo tanto, menos emisiones de contaminantes al aire en general. Esto ayuda a minimizar la carga de enfermedad atribuible a la contaminación del aire ambiental exterior, así como a fomentar un transporte activo saludable, en vías seguras para caminar y andar en bicicleta, donde las personas corren menos riesgo de sufrir lesiones de tránsito.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el transporte puede ser directamente responsable de entre el 15 y el 70% de la contaminación del aire ambiental exterior en áreas urbanas, dependiendo de la ciudad, por lo que se requiere un enfoque holístico que involucre junto con el sector del transporte a los sectores energía, industria, construcción, y otros sectores relevantes, para reducir la carga de enfermedad atribuible a la contaminación del aire ambiental exterior de una manera eficiente.

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