Ucrania ha confirmado que algunos de sus cohetes y drones han impactado en objetivos rusos, como una terminal petrolera en el Mar Báltico. “Se trata de una nueva etapa de trabajo en esta región”, dijo una fuente militar ucraniana, que no quiso revelar su identidad. “Estamos dispuestos a defender nuestra soberanía e integridad territorial con todos los medios a nuestro alcance”.
Rusia, por su parte, ha respondido con una contraofensiva que ha incluido el lanzamiento de 33 drones contra Ucrania esta madrugada, así como misiles teledirigidos contra la ciudad oriental de Járkov, la segunda más grande de Ucrania. Según el Ministerio de Defensa ruso, estos ataques han causado “graves daños” en las infraestructuras y las fuerzas ucranianas.
La guerra en Ucrania se intensifica tras casi dos años de conflicto La tensión entre Ucrania y Rusia se ha incrementado tras una serie de ataques con cohetes y drones que han causado daños y bajas en ambos bandos. El conflicto, que comenzó en febrero de 2022 con la invasión rusa de Ucrania, ha entrado en una nueva fase de escalada militar.
Según fuentes militares ucranianas, Rusia ha derribado hoy diez cohetes ucranianos sobre la ciudad de Bélgorod y su distrito, cerca de la frontera con Ucrania. Estos cohetes formaban parte de una ofensiva lanzada por Ucrania para recuperar el control de la región de Donbás, donde Rusia y sus fuerzas aliadas se han atrincherado desde 2014. Los cohetes ucranianos tenían como objetivo destruir las instalaciones militares y logísticas rusas en la zona.
Además, Rusia ha interceptado esta madrugada dos drones ucranianos de ala fija en las proximidades de Moscú y San Petersburgo, las dos principales ciudades del país. Estos drones llevaban cargas explosivas y pretendían atacar objetivos estratégicos como centrales nucleares, aeropuertos y bases militares. Sin embargo, las defensas antiaéreas rusas lograron neutralizarlos antes de que pudieran causar daños.
Un funcionario ruso, que tampoco quiso dar su nombre, dijo que Ucrania lo había intentado pero que había fracasado en su intento. “No podrán resistir el poderío militar de Rusia, que defenderá sus intereses y los de sus aliados en la región”.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada de violencia en Ucrania, que ha dejado más de 100.000 muertos y millones de desplazados desde el inicio de la guerra. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha pedido al Congreso que apruebe una partida de 61.000 millones de dólares para continuar con la ayuda militar a Ucrania, que incluye armas, municiones, equipos y entrenamiento.
Sin embargo, los republicanos de la Cámara de Representantes se oponen a esta medida y exigen un cambio un claro endurecimiento de la política migratoria de Biden, que ha permitido la entrada de miles de refugiados ucranianos al país.
Francia, otro de los principales aliados de Ucrania, ha acelerado el proceso de fabricación de los cañones Caesar, unos obuses autopropulsados de 155 mm que pueden disparar proyectiles a más de 40 kilómetros de distancia.
Francia ha anunciado que producirá otros 72 cañones de aquí a comienzos de 2025 y que los entregará a Ucrania, que ya cuenta con seis de estos sistemas. Los cañones Caesar son considerados como una de las armas más precisas y efectivas del mundo, capaces de destruir objetivos blindados, fortificados o móviles.
Hungría, en cambio, está lejos de alcanzar un acuerdo con la Unión Europea sobre la ayuda a Ucrania, debido a las tensiones políticas y diplomáticas que mantiene con el bloque comunitario. El jefe de gabinete del primer ministro húngaro, Víktor Orban, dijo este jueves que Hungría no apoyará ninguna iniciativa que vaya en contra de sus intereses nacionales, como las sanciones económicas a Rusia o el reconocimiento de la anexión de Crimea. Hungría tiene una importante minoría étnica en Ucrania, que reclama más derechos y autonomía.
La guerra en Ucrania se ha convertido en uno de los conflictos más graves y prolongados del siglo XXI, que amenaza con desestabilizar la seguridad y la paz en Europa y el mundo. Las partes enfrentadas no parecen dispuestas a ceder ni a negociar una solución política, mientras que la población civil sufre las consecuencias de la violencia y la destrucción.
