MUNICIPALIDAD PROVINCIAL DE HUÁNUCO: Sigue el Derroche de Dinero en Obras Antitécnicas e Inútiles
Esto es un cuento de no acabar, pareciera sacado de una surrealista obra narrativa titulada «Sucedió en los años verdes». La ciudadanía huanuqueña específicamente y genéricamente de todo el país, no olvida que entre los años 2022 y 2023 se construyeron unas pretendidas ciclovías en las angostas calles de nuestra ciudad, mediante la colocación de mojones de plástico, sobre bases de fierro empernados al asfalto. Estas ciclovías nunca funcionaron ni cumplieron su objetivo, pues vehículos de todo tipo se estacionaban en plena ciclovía, destrozando los mojones de plástico. Ahora no queda ni huellas de aquello que pretendía facilitar el traslado de personas utilizando las populares bicicletas. ¿Cuánto dinero se malgastó en esos remedos de ciclovías? Hasta ahora no hay información. Lo que se tiene conocimiento, es que el proyecto fue aprobado por el Ministerio de Economía y Finanzas durante el gobierno del «lagarto» Martín Vizcarra Cornejo. ¿Hubo repartija de prebendas entre el ejecutivo del gobierno central y los alcaldes que autorizaron su instalación a sabiendas que eran antiténicas? Saque usted sus propias conclusiones.
La historia se repite en Huánuco con otra mascareta
Sí, ahora la historia se repite en nuestra ciudad, pero con otra mascareta para justificar el mal gasto presupuestal. En los jirones que mayor congestión vehicular como son: 28 de Julio y Dos de Mayo, se han colocado cadenetas sobre barrotes de fierro que les sirve de soporte, pintados de amarillo, dizque para evitar que los vehículos se estacionen en dichos sectores.
Un trabajo absolutamente antitécnico, que seguramente fue proyectado y ejecutado por algunos ingenieros de esos que para construir una carretera, sueltan a un burro, para con su trote les guíe por donde deben trazar la construcción de la vía. Ahora los barrotes y sus cadenetas sólo sirven para generar más congestionamiento vehicular, porque son rígidos elementos obstructivos, en las calles con alta densidad de tránsito.
Se pone en riesgo la vida de los transeuntes
Si miramos la «obra» con los mismos ojos de sus autores, diremos que todo está bien, que no hay problema. La verdad es otra. La colocación de las cadenetas ciertamente impiden el estacionamiento de vehículos en el lugar, pero también impide la libre circulación de los peatones, quienes si tienen sus domicilios en dicho lugar o si desean ingresar a determindo establecimiento de venta de bienes o servicios, tendrán que ir hasta la próxima esquina para poder retornar e ingresar al establecimiento deseado.

Pero no solamente ello, hay que prevenir y proyectarse preventivamente. ¿Qué pasaría si en horas punta del día, se produce un incendio en algún establecimiento encerrado por las cadenetas o un terremoto? Pues que las personas para escapar o ponerse en buen recaudo, con el pánico encima, tratarán de pasar por encima de las cadenas originándose caidas y muerte por pisoteo de unos a otros.
El tránsito sólo necesita control efectivo
Todos sabemos, pero especialmente los conductores de vehículos lo saben, que los lugares donde el sardinel o borde de las aceras se encuentran pintadas de amarillo, son zonas rígidas, donde está prohibido el estacionamiento, para facilitar la circulación vehicular. Ahora resulta que la colocación de las cadenetas es peor que cuando se estaciona incidentalmente un vehículo en la zona rígida. Estos barrotes y cadenetas dificultan el tránsito permanentemente. «El remedio es peor que la enfermedad.»
El control del respeto a esta señal de tránsito es función de la Policía de Tránsito y de los famosos «inspectores municiples del tránsito», imponiendo las papeletas de infracción sin miramientos o la remosión de vehículos estacionados luego del tiempo reglamentario.
Sin embargo hemos sido testigos que, en presencia de los inspectores municipales se estacionan diferentes tipos de vehículos, grandes, medianos y pequeños, sin que los benditos «inspectores» cumplan su función. La policía de tránsito tampoco está presente controlando el repeto las señales de tránsito en las zonas rígidas que por algo han sido considerdas así; no se les ve, porque seguramente están en otros lugares, parando y extorsionando a conductores.
Hay incapacidad de gestión en la municipalidad
Obviamente, si los inspectores no cumplen sus funciones a cabalidad, existe en primer lugar un Jefe o jefes de inspectores, que deberían estar controlando la labor de sus subordinados. Por su parte el gerente de transportes de la municipalidad, debería igualmente fiscalizar el trabajo conjunto de inspectores y sus jefes, en el cumplimiento de sus funciones.
Pero es evidente que hay incapacidad e indolencia de estos servidores de confianza del alcalde fiestero «Toño Jara» Gallardo, porque en Huánuco de «los años verdes», nadie cumple las disposiciones u ordenanzas municipales, cada quien hace lo que mejor le plazca, ante el desgobierno absoluto de un alcalde que más busca las cámaras, mediante actividades que venden humo, y distraen de los problemas, centrales que aquejan a nuestra ciuidad.