Con una inversión de más de 144 millones de soles y luego de más de 7 años de demora en su ejecución, finalmente hace poco más de un mes fue inaugurado el «Boulevar de Yarinacocha», obra cuya ejecución estuvo a cargo del gobierno regional de Ucayali, con presupuesto aprobado por el Ministerio de Economía y Finanzas y el Ministerio de Turismo y Comercio, con apoyo del Plan COPESCO (Plan Turístico y Cultural Perú-Unesco), que no es sino una Comisión Especial integrada a Turismo, encargada de la coordinación y supervigilancia del Plan Turístico en el País.
Finalidad de la Ejecución de la Obra
La finalidad u objetivo principal de llevar adelante esta costosa obra, es impulsar el turismo receptivo en esta parte de la Región Ucayali y potenciar el movimiento económico del sector. El boulevar en referencia está ubicado junto a la laguna Yarinacocha en el Distrito del mismo nombre y ocupa un área de 24,061.66 m2
¿Se está Logrando el Objetivo Propuesto?
Los tres primeros fines de semana, luego de la inauguración del boulevar, se notó la presencia abarrotada de personas provenientes en su mayoría de Pucallpa y Yarinacocha, que concurrían para apreciar la obra. La presencia de turistas extranjeros o de procedencia de otras ciudades no se pudo apreciar.
Sin embargo, en forma preocupante hemos podido constatar, que los últimos fines de semana, la asistencia del público al boulevar bajó ostensiblemente. En nuestra visita al centro turístico el día domingo 30 de setiembre al medio día, observamos que la asistencia de visitantes no pasaba de las 200 personas aproximadamente.
Hay que preguntarse ¿Qué pasó en este contexto? ¿La población perdió interés en lo que le ofrece como atractivo turístico el boulevar? ¿Qué pasa con el turismo receptivo de otras ciudades del país y del turismo extranjero? En este artículo trataremos de enfocar el tema y responder la ausencia de visitantes.
¿Qué Atractivos Turísticos Encontramos en el Boulevar? La Verdad Ninguno
A decir verdad, muy poco o ningún atractivo turístico encontramos. El boulevar está compuesto de pasillos con pisos enladrillados, con sectores techados aparentemente para proteger a los turistas del sol y la lluvia caraterística de la la selva peruana.
En realidad se encontrará algo de protección del sol, pero de la lluvia ninguna protección. Quienes conocemos cómo son las precipitaciones pluviales en nuestra amazonia, sabemos que en dichos pasillos recibiremos un baño con las aguas pluviales, salvo que portemos los consabidos paraguas.
También encontramos la construcción metálica y de cemento, de varios «miradores» grandes y medianos, con vista hacia la laguna de Yarinacocha. En este aspecto es bueno señalar que la laguna en sí, es un espejo de aguas tranquilas en época de verano, con afluencia de las aguas del río Ucayali.
En épocas de invierno el caudal de la laguna crece en gran proporción que bien podría cubrir parte de lo que es bulevar, habida cuenta que no se han construido muros de contención de las aguas, y al contrario se han abierto una especie de toboganes libres, desde la parte alta hacia la misma laguna, con la aparente finalidad de facilitar que los visitantes puedan bajar hasta tocar sus aguas.
También encontramos la construcción de un gran auditorio que serviría para conferencias importantes o no, pero que facilitaría el aforo de muy buena cantidad de asistentes;y, nada más dentro del área de la construcción del boulevar propiamente dicho. El auditorio o centro de convenciones tendrá un uso limitado, en tanto y en cuanto, alguna entidad pública o privada lo solicite ¿Cuántas veces al años? Saque Ud. sus propias conclusiones.
Siendo domingo, un día especial para el turismo, no encontramos restaurantes, fuentes de soda o establecimientos que expendan licores selectos y exóticos, cuya producción es una especialidad de la selva peruana; lo peor, no se ha construido ni implementado la infraestructura necesaria para su funcionamiento. Es decir, nunca existirán dichos establecimientos en el bolulevar.
En estos establecimientos se podía haber ofrecido además de las bebidas refrescantes, la presencia de grupos de danzas propias de la amazonia, con sus vestimentas típicas, promocionando verdaderos astractivos turísticos de la región. Nada de eso encontramos, ni encontraremos en este «centro turístico».
De tal manera, el bolulevar sólo nos ofrece las construcciones ya señaladas, en las que se han utilizado materiales modernos, entre fierros y cemento, lo que le ha quitado, han desaparecido los atractivos naturales de las construcciones propias de la selva, que se caracterizaban por la utilización de maderas y techados de irapay, que no son otra cosa que ramas de palmeros.
Los restaurantes turísticos que fueron destruidos para ser reemplazados por las «construcciones modernas» de miradores, que en realidad no tienen mucho que hacernos mirar, aparte de las aguas de la laguna, si eran construidas de madera. Muchas de ellas, nos presentaban mesas que tallos de árboles labrados y pulidos; sillas o bancas también de tallos de árboles y no de fierros ni melamine y vidrios. Se destruyeron los atractivos turísticos.
La heroica resistencia de algunos establecimientos de comida típica
Caminando ya prácticamente de salida del boulevar, encontramos algunos establecimientos o restaurantes al paso, que se resistieron a los cambios «modernos» del boulevar y allí encontramos platos típicos de la selva peruana: juanes, patarashca, pescado aumado, plátanos maduro asados al carbón, el hinchicapi, tacacho con cecina, entre otros.
Al fin pudimos almorzar algo regional, pero no costó un ojo de la cara, porque como eran los únicos que vendían comida, le sacaron provecho y nos cobraron con exceso, porque los mismos platos en otros establecimientos que no están en la proximidad al boulevar, cuestan a menos de la mitad de lo que nos cobraron. En este aspecto tampoco hay control ni municipal ni de turismo.
Urgen medidas correctivas
Si las cosas siguen como están, auguramos que no habrá turismo receptivo ni impulso económico comercial; se corre el peligro de que el Boulevar de Yarinacocha, que ha costado la inversión de más de 144 millones de soles, quede convertido en un elefante blanco, que no le servirá a Dios ni al diablo.
Los responsables de turismo tienen que saber, deben saberlo obligatoriamente, que el turista nacional de otras ciudades y especialmente el turista extranjero, quiere disfrutar de centros turísticos naturales y no de edificaciones modernas de fierros y cemento, de los que están hastiados en sus países.
Fuera del boulevar de Yarinacocha las cosas están mejor
Increiblemente, las personas ucayalinas que conocen este entorno turístico de Yarinacocha, tienen que ir más allá, más lejos del boulevar, al otro lado de la laguna, para conseguir restaurantes y centros de diversión de construcción tradicional, comida típica de la selva y disfrutar de bebidas refrescantes y de la música para bailar y pasar agradables momentos.
La sana y obligada competencia al «moderno boulevar», pues hacia allá se fueron los comerciantes que fueron despojados de su habitat y obligados a salir, para construir el boulevar inaugurado con tanta pompa, más para las cámaras y el figuratismo. ¡De Rípley!