El plátano es una fruta tropical comestible, proveniente de varios tipos de plantas herbáceas del género Musa. A estas plantas se las denomina playeras, bananeros o bananos.
Según el Código Alimentario Argentino: “Se entiende por fruta destinada al consumo; fruto maduro procedente de la fructificación de una planta sana. La fruta fresca es la que, habiendo alcanzado su madurez fisiológica, de acuerdo al Art. 887 bis, presenta las características organolépticas adecuadas para su consumo al estado natural.
Se hace extensiva esta denominación a las que reuniendo las condiciones citadas se han preservado en cámaras frigoríficas. La banana tiene forma alargada o ligeramente curvada, cuyo peso va desde los 100 a 200 g. La piel es gruesa, de color amarillo y fácil de pelar, y la pulpa es amarillenta y carnosa.
Es una fruta que se puede encontrar en el mercado durante todo el año. El plátano brinda múltiples beneficios a la salud. En su composición, se destacan los hidratos de carbono (20%). En caso de que todavía no haya madurado, predomina el almidón. A medida que concluye el proceso de maduración, ese almidón se va convirtiendo en azúcares sencillos como sacarosa, glucosa y fructosa.
También contiene fibra y no es digerible por las enzimas intestinales, tiene efectos beneficiosos tales como mejorar el funcionamiento intestinal, prevenir la constipación, reduce los niveles de colesterol, produce sensación de saciedad y controla los niveles de azúcar en sangre, siendo útil para personas con obesidad y/o diabetes.
Además, es fuente de vitamina B6, que ayuda al funcionamiento normal del sistema nervioso, y de potasio, que ayuda a la contractibilidad muscular y la transmisión de impulsos nerviosos. Otros de sus componentes beneficiosos son los antioxidantes, que protegen el sistema inmunológico y previenen enfermedades como el cáncer o infartos.
Una de las ciudades que se destaca por la producción de plátanos es Machala, en la provincia de El Oro en Ecuador, también llamada la “capital bananera” (Benítez, 2016). Machala cuenta con una apta región, capaz de generar un gran comercio basado en la producción agrícola, centrada en el cultivo de banano.
Un punto a destacar, es la importancia de la producción orgánica porque permite mejoras en el comercio de la fruta y en las condiciones de los trabajadores, y principalmente, favorece al medio ambiente. Además, disminuye la contaminación de los suelos, del agua, y esto, permite llevar a cabo una producción continua y sana.
Para este tipo de producción se utilizan compost y otros productos bajo régimen de la certificación orgánica. El fruto se cultiva sin químicos y lo hacen mediante una variedad de nutrientes orgánicos de origen vegetal y animal y escasos aditivos. En cuanto a la producción orgánica, Ecuador presenta novedades con respecto al cultivo convencional, lo que hace imperativo el cambio a la producción orgánica en un futuro cercano.
En los últimos años se habla de la agricultura orgánica como uno de los caminos sostenibles en la producción para la alimentación del individuo y en el sostenimiento de la mano de obra de los trabajadores. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(2012), define a la agricultura orgánica como un sistema global de producción y uno de los varios métodos de agricultura sostenible, que para mejorar aproximadamente a casi todos los ecosistemas agrícolas se hace necesario la utilización de los conocimientos tradicionales, ancestrales y científicos.
La mayor parte de los bananos certificados se exportan desde los países en desarrollo como América Latina y el Caribe en los que está incluido Ecuador y Perú, con destino hacia los países desarrollados, predominantemente Europa y América del Norte (que representa el 90% de las importaciones). Este tipo de producción no garantiza cantidades excepcionales de producción, más bien viene acompañada de calidad y precio.
