HONDURAS: Procesan en Nueva York al expresidente de este país por narcotráfico
Este martes se inició en Nueva York el juicio contra el expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, acusado por fiscales estadounidenses de tráfico de drogas y armas, en un caso que ha sacudido la política y la sociedad del país centroamericano.
Hernández, quien gobernó Honduras entre 2014 y 2022 en dos mandatos consecutivos, fue detenido y extraditado a EE.UU. en abril de 2022, poco después de dejar el poder, tras una investigación que lo vinculó con el cartel de los hermanos Cachiros, una de las organizaciones criminales más poderosas de la región.
Según la acusación, Hernández habría recibido sobornos millonarios de los narcotraficantes a cambio de brindarles protección política y militar para sus operaciones ilícitas, que incluían el envío de toneladas de cocaína a EE.UU. a través de Honduras.
El exmandatario, de 55 años, se ha declarado inocente de los cargos y ha denunciado ser víctima de una persecución política y de una venganza de los narcos, a quienes asegura haber combatido durante su gestión.
El juicio, que se espera dure unas tres semanas, ha generado una gran expectación en Honduras, donde algunos medios lo han llamado “el juicio del siglo”, y donde se vive un clima de tensión e incertidumbre por el futuro del país, que este año celebra el bicentenario de su independencia y también elige a su nuevo presidente.
El caso de Hernández es considerado como uno de los más extraordinarios en la historia de juicios a latinoamericanos por narcotráfico en EE.UU., donde también han sido procesados otros personajes de alto perfil, como el exsecretario mexicano de Seguridad Pública, Genaro García Luna, o el líder del cartel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Sin embargo, es muy raro que un exjefe de Estado como Hernández sea acusado de ese tipo de delitos en el país del norte, siendo el antecedente más notorio el del fallecido general panameño Manuel Antonio Noriega, condenado a 40 años de cárcel en 1992 en Miami.
El juicio a Hernández también ha puesto en evidencia la grave situación de narcotráfico y corrupción que afecta a Honduras desde hace años, y que ha convertido al país en un puente para el trasiego de drogas entre Sudamérica y Norteamérica, con el consecuente aumento de la violencia, la pobreza y la migración.
Según expertos, el narcotráfico se ha infiltrado en las instituciones y en los círculos de poder de Honduras, erosionando la democracia y la confianza de la ciudadanía. De hecho, el propio Hernández fue señalado de haber cometido fraude e inconstitucionalidad al postularse a la reelección en 2017, lo que generó una ola de protestas y represión.
El juicio a Hernández también plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones entre Honduras y EE.UU., especialmente con la nueva administración del presidente Joe Biden, quien ha prometido una política más firme contra la corrupción y más comprometida con los derechos humanos en la región.