La capital de Perú ocupa el segundo lugar en el ranking de costo de vida en Sudamérica y el quinto en la región, según un estudio de The Economist Intelligence Unit (EIU). Los precios de los alimentos, vivienda, servicios públicos y recreación, se han incrementado notablemente en los últimos años.
El estudio, que compara el costo de vida de 133 ciudades del mundo, sitúa a Lima por encima de otras capitales latinoamericanas como Ciudad de México, Querétaro, Montevideo y San José. Solo Caracas, Buenos Aires, Santiago y Sao Paulo superan a la ciudad peruana en el ranking regional.
Este escenario se debe a un ajuste económico importante en la ciudad, que ha afectado tanto a los residentes como a los turistas que visitan Lima. La inflación, la devaluación de la moneda, el aumento de la demanda y la escasez de algunos productos son algunos de los factores que explican el incremento de los precios.
De acuerdo con la página web Expatistan, una familia de cuatro personas necesita alrededor de 9.578 soles (2.400 dólares) al mes, para cubrir sus gastos básicos en Lima. El alquiler de una vivienda, el transporte público, la alimentación y los servicios públicos representan los mayores gastos para los limeños.
Lima es una ciudad que ofrece una gran variedad de opciones culturales, históricas y gastronómicas para sus habitantes y visitantes. Sin embargo, el alto costo de vida puede limitar el acceso a estas oportunidades y afectar la calidad de vida de las personas.
Esto nos trae a recuerdo, el ofrecimiento que en campaña electoral hizo Rafael López Aliaga (a) “Porky”, alcalde de la municipalidad metropolitana: “Haremos que Lima sea una potencia mundial”; sin embargo, en razón de lo que hemos visto durante su primer año de gobierno, la ciudad capital nunca será la potencia prometida. Es menester no olvidar la lógica vulgar de los politiqueros: “Prometer, prometer hasta lograr meter y una vez metido olvidar lo prometido.”
